06 abril, 2007
Una Princesa en la Montaña Nublada
⇒ Reseña: Historias , Nenes , Y no tanto |
Erase Una vez que se era...
Una Princesa que vivía en su castillo sin que nada le faltara... este "nada" eran sus libros: Una inmensa biblioteca con estanterías que recorrían la sala de pared a pared y de suelo a techo, donde anidaban las horas, día tras día, de la princesa.
Sentada en su silla de alto respaldo y asiento de terciopelo rojo-vino, frente a las enormes vidrieras, vivía su mente en las historias de papel.
Uno de esos días, el Rey y padre de la princesa, decidió que había llegado para ella la hora en que las mujeres han de contraer nupcias y dar hijos al esposo y al reino, y de esa forma se lo hizo saber a su hija. Mas ésta rogó, suplicó, imploró un aplazmiento de la "sentencia"... más aún: se atrevió a sugerir que sólo ella debía escoger el nombre de su amado.
Mas el Rey, conociéndola como la conocía, denegó todos y cada uno de sus votos y, recomendándole conformidad, se dispuso a señalar pretendiente y fecha.
Desde ese día la princesa se refugió aún más en su mundo de ilusión, agotando desesperada, el castillo de fuegos de su biblioteca.
Pero, he aquí que estalló la guerra... el Mago de la Montaña Nublada llevaba años intentando hacerse con el reino, pero siempre el fracaso acompañaba sus propósitos. En esta ocasión se comentaba ue llegaba con un ejército temible, indestructible, demoníaco... y pronto llegaron a Palacio las lágrmas y la deseperación de cuantos en el confín del reino acudían a su Monarca, perdidas sus vidas, sus hogares...
El Rey, pues, marchó con su ejército al límite de territorio para detener a las huestes del Mago. Y dejó un pequeño retén en el castillo, al mando del Capitán de sus fuerzas, a fín de que guardaran a la población asentada en sus faldas y a la princesa y su Corte...
Pronto llegaron noticias de las cuantiosas bajas en el ejército real... entre ellas de quien había sido, por breve tiempo, el prometido elegido por el Rey para su hija... nada se sabía de la suerte del Rey.
Y la princea amaba a su padre incluso más que a sus libros, y apenas podía soportar la impotencia, la ausencia de noticias sobre su paradero, la inmovilidad forzosa. Hasta que una noche más negra que de ordinario, amparada en las sombras del castillo y burlando a los vigías, montó su corcel y voló como el viento hacia las luces de los incendios a lo lejos.
Muchos días viajó la Princesa en su reino... de noche acortaba camino, de día, oculta entre las ramas de un árbol, detrás de unos matorrales, cubierta de hojas... descansaba. Alimentándose de cuanto la tierra podía ofrecerle y calmando su sed con el agua de mil reguerillos que discurrían aquí y allá.
Cada uno de esos días era el éxodo de sus vasallos la tristeza que ensombrecía la preocupación por su padre... familias enteras, con todo lo que podían cargar sobre sí, tullidos, enfermos... arrastrándose unos a otros sobre el polvo del camino...mirando hacia atrás con el espanto pintado en sus rostros...
La princesa quiso saber a qué se enfrentaba y preguntó sobre la conformación de su Enemigo.
Uno de esos días, el Rey y padre de la princesa, decidió que había llegado para ella la hora en que las mujeres han de contraer nupcias y dar hijos al esposo y al reino, y de esa forma se lo hizo saber a su hija. Mas ésta rogó, suplicó, imploró un aplazmiento de la "sentencia"... más aún: se atrevió a sugerir que sólo ella debía escoger el nombre de su amado.
Mas el Rey, conociéndola como la conocía, denegó todos y cada uno de sus votos y, recomendándole conformidad, se dispuso a señalar pretendiente y fecha.
Desde ese día la princesa se refugió aún más en su mundo de ilusión, agotando desesperada, el castillo de fuegos de su biblioteca.
Pero, he aquí que estalló la guerra... el Mago de la Montaña Nublada llevaba años intentando hacerse con el reino, pero siempre el fracaso acompañaba sus propósitos. En esta ocasión se comentaba ue llegaba con un ejército temible, indestructible, demoníaco... y pronto llegaron a Palacio las lágrmas y la deseperación de cuantos en el confín del reino acudían a su Monarca, perdidas sus vidas, sus hogares...
El Rey, pues, marchó con su ejército al límite de territorio para detener a las huestes del Mago. Y dejó un pequeño retén en el castillo, al mando del Capitán de sus fuerzas, a fín de que guardaran a la población asentada en sus faldas y a la princesa y su Corte...
Pronto llegaron noticias de las cuantiosas bajas en el ejército real... entre ellas de quien había sido, por breve tiempo, el prometido elegido por el Rey para su hija... nada se sabía de la suerte del Rey.
Y la princea amaba a su padre incluso más que a sus libros, y apenas podía soportar la impotencia, la ausencia de noticias sobre su paradero, la inmovilidad forzosa. Hasta que una noche más negra que de ordinario, amparada en las sombras del castillo y burlando a los vigías, montó su corcel y voló como el viento hacia las luces de los incendios a lo lejos.
Muchos días viajó la Princesa en su reino... de noche acortaba camino, de día, oculta entre las ramas de un árbol, detrás de unos matorrales, cubierta de hojas... descansaba. Alimentándose de cuanto la tierra podía ofrecerle y calmando su sed con el agua de mil reguerillos que discurrían aquí y allá.
Cada uno de esos días era el éxodo de sus vasallos la tristeza que ensombrecía la preocupación por su padre... familias enteras, con todo lo que podían cargar sobre sí, tullidos, enfermos... arrastrándose unos a otros sobre el polvo del camino...mirando hacia atrás con el espanto pintado en sus rostros...
La princesa quiso saber a qué se enfrentaba y preguntó sobre la conformación de su Enemigo.
Un anciano al que solicitó las respuestas le proporcionó algunas de las que buscaba:
.- "El mago de la Montaña Nublada es el responsable de este infierno que véis, Alteza. Ha creado una raza de soldados invencibles, a los que no podemos destruir, pues arde en ellos una furia inhumana, un ardor que arrasa cuanto sus ojos miran. Se dice que esas criaturas han sido creadas del perverso corazón del Mago. De su corazón que no guarda, como todos nosotros, dentro de su pecho... sino en un lugar ignoto y oculto en que lo mantiene a salvo. Es todo cuanto sé".
La princesa recordó haber leído esta historia entre las páginas de sus libros. Y algo más recordó... que las leyendas, los cuentos, las fantasías, los sueños...podían un día hacerse realidad... o pesadilla.
En el transcurso de los días, sin noticias de su padre, aún pudo la princesa recabar más respuestas sobre el Mago y su Ejército:
Contaban que esos demoníacos soldados eran marionetas de su escondido y malvado corazón... animadas tan sólo por su deseo y tan indestructibles por cuanto oculto estaba aquél.
Monstruos de los que apenas era posible escapar una vez rondaban, pues veían incluso en la oscuridad, incluso entre las piedras... parecían detectar el calor de todo ser vivo...
Y llegó el momento en que el viaje extenuó a la princesa y su montura... y déjaronse caer junto al lecho de un arroyo que discurría cercano a la entrada de un bosque oscuro.
Como una ramita quebrada por el viento, se desplmó la princesa en la orilla, dejándose mecer por el sueño y el cansancio... Y soño... soñó...
"Que se sentía en su sueño morir de sed y que no otra cosa deseaba que beber de las aguas del arroyo. E inclinándose acercaba sus labios; y sus oídos captaban en el susurro del agua un lenguaje, unas palabras:
.- "Bebe, bebe de mis frías aguas... son las aguas de la Muerte que habrán de llevarte a la vida, devolverte a tu padre y mostrarte el Amor"
Y la princesa ´bebía del agua helada, y sentía inmediatamente que corría por sus venas, sus músculos sus huesos, todos, como un fatal veneno; y sentía frío, mucho frío... un frío doloroso, insoportable...
Pero en su sueño se veía levantar y caminar hacia el interior del bosque negro y adentrarse en un pequeño claro en el que un árbol retorcido, chamuscado, jorobado, vencido, inclinaba su desnuda copa a la tierra. Y caminaba, abriéndose paso, entre las bestias que montaban guardia alrededor del árbol, quienes no parecían percatarse de su presencia, salvo por los olfateos al aire que gruñían: como si adivinaran sin ver su presencia...
Y sin que ningno la detuviera, se vio acercarse al árbol y tender su brazo hacia el interior del nudoso hueco y palpar y tomar...
Un corazón... palpitante entre sus dedos, bombeando a unas venas inexistentes... negruzco, gangrenado, del color del veneno.
Y se vio en sus sueño presionando el órgano entre sus manos, con duda al principio, decidida después... mientras el corazón temblaba, como ni tuviera mente... como si la mente fuera de él lo supiera, lo percibiera... y mientras tremolaba, la princesa iba ejerciendo más y más presión, hasta que lo hizo estallar... y con él todas sus obras...
Y los monstruos que la rodeaban sin verla desaparecieron... sus cuerpos esparcidos como arena al viento. Y una terrible explosión se oyó desde la Montaña Nublada. Y un grito de desesperación, de terror, de furia, ahogaba los oídos y enloquecía la mente,mientras la Montaña excavaba un abisno en la tierra y en él se hundía para siempre..."
Y la princesa despertó temblando de su sueño. Y sintiendo una urgente sed, decidió hacer de sus manos una escudilla y acercar el agua a sus labios... y mientras se inclinaba, escuchó las palabras que el arroyo pronunciaba en su sueño:
.- "Bebe, bebe de mis frías aguas... son las aguas de la Muerte que habrán de llevarte a la vida, devolverte a tu padre y mostrarte el Amor"
La Princesa decidió arriesgar por el cumplimiento del suaño e hizo cuanto en él había visto. Y así todo transcurrió.
Y aún pensando que soñaba se encontró en pie... frente al retorcido árbol que albergara el corazón del Mago. A su lado el Capitán de la escolta Real, y ella entre sus brazos... recordaba haber sentido tanto, tanto frío... esa calidez estaba comenzando a vencer el hielo de sus miembros.
Y el Capitán le habló: que había salido tras ella en cuanto se apercibió de su huída... que había encontrado la Historia de la Montaña Nublada y su Mago entre los Libros de la princesa... y así sabía cómo combatirlo... cómo destruir a su Ejercito de fagocitadores de calor. Cómo destruir el poder del Mago.
Y la había encontrado, inmediatamente después de que todo hubiera pasado, no-viva, no-muerta... azul su piel como el agua del arroyo.
Y le explicó lo que en las leyendas de sus libros se narraba: que la vida, el calor, habian de huir de la piel, del propio corazón, para pasar inadvertidos ante los devoradores de energía, apenas un soplo-casi espectral- que con sus últimas fuerzas animara wl movimiento... sólo así alguien podía acercarse y destruir la fuente del Mal.
Al borde de la Muerte, pues, estaba la Princesa, cuando el Capitán la tomó entre sus brazos para devolver el calor a sus miembros... al borde de la intuición del Amor se halló la princesa en ese instante... mientras escuchaba el rumor lejano de cascos de caballos y de las trompetas reales que anunciaban... la llegada del Rey, el padre.
FIN
Junio
|Sin
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