¿Sirenas?¿príncipes?... ¡Anda ya!

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Es un tanto preocupante...

... eso de pasarnos la vida buscando príncipes y princesas; dioses y diosas; hechiceras y encantadores; sirenas y sirénidos...

Porque... ¿Existen?.

Yo tengo mis dudas: porque verlos, no los he visto, pero-como las meigas-haberlos, haylos.

Igual es por eso que, cuando nos enamoramos, creemos ver en el otro algunode esos seres fantásticos...

¡Ojo!: es una ilusión... muy a menudo.

No ya el ser en sí, sino sus fantásticas cualidades (todo en ellos es bueno, buenísimo).

Y ¿es que las sirenas no se lavan los dientes?. ¿No hay que lavar la ropa de los Príncipes?. ¿No tienen ataquillos de mal genio los dioses?.

Si, a pesar de todo, tú sigues enamoradísim@ y respondes a todas estas preguntas un rotundo ¡NO!... piensa que TU eres... muy, pero que muy "mortal"...

De todas formas... vale más enamorarse de un ser fantástico (aunque sólo sea productode nuestra imaginación) que... convertirse en tal cosa para el otro.

No es por nada: pero cuando te tiran del pedestal (o sea: cuando el otro se da cuenta de que no eres elfa ni hobbit) ¡que no te pase nada!

Au... qué daño...